Los primeros reflejos de tu bebé

Los recién nacidos realizan una serie de reflejos primarios que les ayudan a respirar y alimentarse, se llaman primarios porque son esenciales para la supervivencia del bebé. Poco a poco, tu bebé crecerá y conocerá mejor el mundo, desarrollará sus sentidos, como el oído, el tacto y la vista; y coordinará mejor sus movimientos.

Todos los bebés nacen equipados con una serie de reflejos, siendo estos los principales:

• Reflejo de búsqueda: Si tocas su mejilla, tu bebé girará su cabecita hacia esa dirección, explorando con su boca.
• Reflejo de succión: ¡Tu bebé succiona cualquier cosa que se aproxime a su boca! Y mediante el reflejo de deglución puede tragar líquidos sin ahogarse. Es gracias a estos reflejos que tu bebé es capaz de nutrirse desde el momento en el que nace, ya sea que lo amamantes o lo alimentes con biberón.

• Reflejo de prensión: Si pones cualquier cosa sobre su palma, como tu dedo, por ejemplo, tu bebé instintivamente intentará cerrar su puño alrededor de él. Esta respuesta disminuye normalmente alrededor de los tres o cuatro meses, cuando es sustituida por un movimiento voluntario.

• Reflejo de marcha: Aparece al tercer o cuarto día de nacimiento. Si levantas a tu bebé, sosteniéndolo por debajo de los brazos y manteniéndolo en una posición erguida, apenas tocando el piso o alguna superficie, tu bebé estirará sus piernitas. Si siente ligeramente el contacto con alguna superficie, sus piecitos intentarán dar pequeños pasos.

En el recién nacido, los movimientos de brazos y piernas suelen ser bruscos y poco controlados. Aún no puede sostener su cabeza por sí solo, pero si lo acuestas boca arriba es capaz de moverla ligeramente hacia los lados; y cuando está boca abajo, puede levantar su cabecita durante pocos segundos.

Si los primeros movimientos de tu bebé te parecen sorprendentes, ¡espera a que comience a gatear o dé sus primeros pasos! Te aseguramos que será una de las experiencias más increíbles que puedes tener como mamá.